En México y en el resto del mundo, las ciudades se encuentran sujetas a la presencia eventual de perturbaciones de origen natural, mismas que han causado daños y desastres en los asentamientos humanos a través de los años.
Atendiendo al análisis de los impactos producidos por los fenómenos naturales, la Ciudad de Ojinaga ha reportado graves afectaciones debido a que los asentamientos se dan en sitios que se traducen en riesgos potenciales para eventos fluviales, considerados estos como los de mayor importancia, por su colindancia con los ríos Conchos y Bravo. Esto nos lleva a reflexionar, que los desastres son eventos sociales más que naturales, y nos obliga a considerar a la “Protección Civil como un Tema Social”, que juega un papel clave en los procesos de uso del suelo.
La elaboración de los Atlas de Riesgos Naturales, permiten definir de manera puntual, la zonificación y el nivel de riesgo que se puede tener en los asentamientos humanos, de acuerdo con la magnitud de los fenómenos que se presenten.
Las acciones que aún se dan como reactivas a los desastres, deben pasar a ser de carácter preventivo, en la medida que se instrumenten planes y programas de fortalecimiento institucional, y en la proporción en que se derivan recursos técnicos y financieros.
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